Devuelven el pendiente de un pescador después de 23 años perdido en el mar

Una pieza de joyería personalizada, utilizada tradicionalmente para identificar a los marineros muertos, fue desenterrada con un lote de navajas

‌Un pescador holandés encontró y devolvió a un compañero marino un arete de oro que se había perdido en el océano 23 años antes.

Los pescadores y marinos tradicionalmente usan este tipo de joyas para financiar sus funerales si sus cuerpos llegan a la costa después de perderse en el mar. Las piezas suelen estar grabadas con el nombre de su puerto de origen para que se pueda devolver el cuerpo.

‌Henk Kuiper perdió el suyo, en el que se veía la silueta de un barco que se hundió mientras él estaba a bordo hace 36 años, mientras pescaba en el año 2000.

‌El pequeño arete de oro fue recogido por otro barco a principios de esta semana con un lote de navajas cerca de la isla de Texel, al norte de Ámsterdam.

‌El pescador había perdido la esperanza de encontrar el pendiente que había comprado en 1985.

‌Pero fue encontrado por Noan Schroevers, un aprendiz de pescador, que vio su brillo cerca de una válvula de drenaje mientras limpiaba con una manguera la cubierta de su draga de mariscos.

"Estaba ocupado limpiando las cubiertas con una manguera cuando terminamos de pescar y luego vi que se atascaba en el borde de goma", dijo.

‌La tripulación del barco inmediatamente compartió fotos de su hallazgo en las redes sociales después de darse cuenta de que pertenecía a un compañero pescador.

‌El hermano del señor Kuiper, Martien, reconoció el pendiente perdido. “Lo llamé por teléfono de inmediato. Es maravilloso que se hayan reencontrado”, afirmó.

Kuiper dijo al periódico Telegraaf: "Lloré de felicidad".

Dijo que no volvería a usar el arete. "Tengo miedo de perderlo por segunda vez", dijo a la emisora ​​NH Nieuws. "Así que voy a enmarcarlo".

‌Las joyas tenían un significado emocional para el pescador, ya que se encontraba en un barco WR70 cuando se hundió en 1987 durante una tormenta frente a la costa de Frisia. La tripulación sobrevivió, pero la experiencia lo acompañó desde entonces.